El Retablo

A una iglesia con una fábrica sobresaliente se une un retablo que podríamos decir deslumbrante sobre todo a partir de la restauración acometida en estos próximos pasados años. Poco se sabe del origen del retablo de Yugueros, no han aparecido documentos que digan donde se realizó este retablo, ni en qué taller, quienes fueron los artistas o artesanos que lo pintaron y entallaron, cuánto costó, como se pagó, Tan sólo sabemos que se instaló en 1553 porque lo hace manifiesto el mismo retablo en el ático.
A partir de 1570 ya tenemos datos fidedignos aportados por los Libros de Fábrica conservados en el Archivo Diocesano de León. Así se sabe que en 1572 se encargó un guardapolvos para el retablo al pintor vecino de León Juan de Zamora y por ello se la pagó con tres cargas de trigo valoradas en 109 reales y 14 maravedís y aparte se pagaron otros gastos por tasación, sentencia del provisor y escribano de escrituras. La pintura fue de un Calvario con María y San Juan sobre una tela. Cierto que cuando se habla de un guardapolvo de retablo nos referimos al saliente a modo de cornisa que enmarca el retablo. En este caso parece más un paño que cubriría y protegería el retablo con un sentido más utilitario.

Hoja2bApunte de 1572 donde se hace mención al guardapolvo del Retablo y su costo.

En 1581 se hace nuevamente mención al retablo en un inventario hecho a instancias del Visitador Licenciado Rabanal en nombre del obispo de León, Francisco de Horrillo. Como primer apunte de este inventario de bienes del templo parroquial se cita el altar mayor de talla y pintura con once casas más una imagen de bulto de Dios Padre con crucifijo también de bulto.
En el 1583 visita la iglesia el obispo de León Juan de Trujillo acompañado de su secretario particular, D. Gregorio Negrete. Entre otras instrucciones sobre pastoral y buenas costumbres ordena “que el respaldo de la custodia que está en el altar mayor se quite y quitado el remate se meta dentro del retablo cuanto pueda y para ello será necesario aserrar alguna parte de los capiteles balos de las dos columnas y hecho esto, se encargue de la masa del altar mayor una tercia, lo cual se haga con brevedad bajo pena de cuatro ducados al cura y al mayordomo”. Interpreto que esto se refiere a la viga horizontal que hace de sotobanco del retablo que posiblemente descansase sobre columnas y que efectivamente está cortada coincidiendo con el espacio donde va el sagrario. Este espacio estuvo ocupado desde los años sesenta del pasado siglo por una piedra tallada procedente de una altar desmembrado y que tiene tallado un escudo obispal con sus borlas y nudos y la leyenda SALVATOR MUNDI. La continuidad de la viga se rehízo en la restauración como es evidente en las fotografías.
No hay constancia de nuevas actuaciones sobre el retablo hasta 1855 aunque faltan hojas de los años 1740-1770. Se cita una actuación sobre el retablo del altar mayor pagada en parte con fondos de la Virgen de la Portería, tomada como patrona en el siglo XVIII; hay libros de la cofradía y que poseía bienes y rentas. En esta actuación se pintó el retablo y esto no puede ser otra cosa que el repinte de la mazonería que enmarca las casas que hasta entonces estaba dorada según se ve en la actual restauración y limpieza. También es posible que se limpiasen las pinturas de los cuadros con aceite de linaza pues hay partidas de gastos en este concepto. No debió ser una limpieza afortunada pues hay evidencias de corrimientos de pigmentos y desenfoques manifiestos en los ojos de los personajes. La pintura de colores de la mazonería pudo ser más fruto de una moda del momento.
Otra actuación no documentada pero recordada es la limpieza en el año de 1967 de las tablas con trozos de patata y cascos de cebolla en un intento de eliminar el persistente hollín y grasilla procedente de la iluminación con velas y hachones de los candeleros votivos que llenaban la iglesia. Cada familia y en memoria de sus difuntos, poseía uno. Al menos esta actuación fue con materiales orgánicos poco agresivos y cuando menos, anecdótica.
En el informe hecho en la actual restauración se echa en falta un estudio completo sobre pigmentos, aglutinantes, disolventes, técnicas de trazos y pinceladas que pudiera abrir luces en cuanto a posible taller de origen o comparación con otros retablo en cuanto a técnicas empleadas en otras obras de incuestionable valor y coetáneas como algunos retablos de la ribera del Cea. No hay más que revisar los libros de fábrica y ver que Yugueros siempre tuvo mucha relación con pueblos de las riberas del Cea, Esla y Porma y también con Valdesabero, pero poca con la montaña y sus pueblos a orillas del Esla
Quiero citar otra actuación cuando menos irrespetuosa con el retablo que ocurrió en los años cincuenta del pasado siglo. Consistió en añadir a la mesa del altar y en su parte del fondo que limitaba con el retablo una especie de escalinata de peldaños de escalera de imitación piedra y mortero donde se colocaban floreros y candelabros. La obra cubrió parte de las pinturas del cuerpo inferior agrediéndolas con el cemento portland y se cortaron trozos de la mazonería, efectos visibles en la restauración. Todo esto se desmontó con motivo en 1967 en que se desmembró el altar, se trasladó al centro del presbiterio y varias piezas aparecen incrustadas en el espacio actual. El altar, excelente obra de piedra tallada, perdió su integridad y se trasladó en aras de las nuevas corrientes y modas. Tendré ocasión de poner una idealización del altar en posteriores artículos. Todo muy deplorable.

Altar_VRetablo antes de su restauración.

Consta el retablo de cinco calles y de tres cuerpos siendo el inferior de menor altura que el resto cuya mazonería delimita 13 encasillamientos, de los cuales uno está ocupado por la hornacina del sagrario y otro por la talla en origen dorada de una original y no muy común Trinidad con el Padre sedente – Salvator Mundi – sedente manteniendo en sus rodillas el Hijo crucificado y coronando la cruz la paloma que representa al Espíritu Santo. Por cierto que la hornacina del sagrario estuvo hasta los años 60 del siglo pasado ocupado con un sagrario renacentista posiblemente coetáneo del retablo en cuya puerta estaba representado el paño de la Verónica enmarcado por un frontón y dos columnas desaparecido misteriosamente por los años 70 que fue sustituido por otro de chapa de latón. Otra vez las nefastas modas. Un nuevo sagrario más adecuado ocupa el espacio actualmente gracias a una cesión del obispado y a las gestiones de hijos del pueblo. El encasillamiento central del cuerpo superior es más alto a modo de ático. Todo el retablo está coronado con un frontón donde aparece orlada la susodicha fecha de 1553 y la leyenda ‘Allá vamos pues allá está lo que adoramos’ de forma esquemática y abreviada. Cierran lateralmente este cuerpo dos figuras mitológicas aladas aparentemente sirenas.
Las once casas restantes contienen las once tablas pintadas con escenas de los misterios de la religión cristiana salvo una: De arriba abajo y de izquierda a derecha, El nacimiento de la Virgen, La Ascensión de Cristo, La Coronación de la Virgen, La Anunciación, La Adoración de los pastores, La Adoración de los Reyes, La Resurrección, La Aparición de Cristo ante María, La Aparición de Cristo a María Magdalena, Aparición de Cristo a San Pedro y San Sebastián y San Fabián. Todas ellas se muestran a continuación:

Yug_BIzAparición de Cristo a María y a María Magdalena.
Nuevo SagrarioNuevo sagrario en su casa.
Yug_BDeAparición a San Pedro y los mártires Sebastián y Fabián.
Yug_M1LA Anunciación y adoración de los pastores en el Nacimiento.
Salvador'Salvator Mundi', dedicación de la Iglesia
Yug_M2Adoración de los Reyes y Resurreción de Cristo.
Yug_ANacimiento de la Virgen, Ascensión de Cristo y Coronación de la Virgen.

Caso curioso es la tabla derecha del cuerpo inferior que representa a San Fabián y a San Sebastián, los Santos Mártires. Es la única que no representa escenas de la vida de Cristo. Dos santos que aparentemente poco tienen que ver, uno Papa mártir bajo el mandato del emperador Decio y el otro que se hizo soldado romano para mejor poder aliviar a los cristianos y muerto asaeteado por no querer adjurar de sus creencias. Siempre hubo en Yugueros una Cofradía llamada de los Santos Mártires con rentas y propiedades, ¿pagó esta cofradía esta tabla?, ¿pagó algo más, o todo el retablo?
Es un camino a investigar pues todavía existen libros de esta cofradía aunque no creo que lleguen a estos detalles por ser posteriores a 1570.

Yug_NConjunto del Retablo restaurado.

Es cuanto al estilo, dos son los que están manifiestos. Influencias flamencas en las tablas del cuerpo inferior e izquierda del retablo donde se aprecia una mejor técnica de las pinceladas y el trazo, exquisito tratamiento de los pliegues de los vestidos de los personajes, despliegue de color en toda la gama, fondos con paisajes y arquitecturas clásicas de colores azules y verdes. Naturaleza desbordante. En las tablas de los cuerpos 2 y 3 y en su parte derecha se aprecian influencias que comienzan a llegar de Italia, colores más cálidos, cuerpos contorsionados, una línea diagonal en la composición de la escena, conocimiento de la anatomía del personaje, fondos de ángeles y en cuanto a la técnica, pinceladas más sueltas y largas. Se puede asegurar que todos son modelos traídos tanto de Flandes como de Italia y que entonces marcaban tendencias. Todos estos cuadros son del mismo taller y de diferente artesano por el estudio del trazo y pinceladas. El pintor no se tenía aun por artista y ni firmaba los cuadros. Todas esas conjeturas y adjudicaciones sin más a Jean de Angers, como más de uno asevera como autor del retablo carecen de todo fundamento: Este artista era escultor consagrado y no creo que fuese su objetivo tallar mazonerías o sirenas puramente decorativas. La mazonería sigue el modelo italiano de ornamentación a candilieri, figuras geométricas simétricas respeto a un eje vertical y motivos vegetales, zoomorfos, arquitectónicos seres fantásticos y crípticos, angelotes, a imitación de ornamentaciones clásicas. Inicialmente dorado de la madera tallada y posteriormente pintado. Las letras que aparecen orladas indudablemente tienen un significado críptico relacionado con los tallistas que las ejecutaron.
También es evidente el ajuste del retablo al hueco, razón para asegurar que la obra se hizo expresamente para el lugar que ocupa. Tampoco hay una predela al uso; todo el conjunto se apoya en una viga que aunque tallada -y cortada – en una actuación posterior, no es el conocido sotobanco de los retablos renacentistas españoles.

A. del Río

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