San Vicente de Yera y otros poblamientos de Yugueros. Referencias Toponímicas.
Que el pueblo de Yugueros esté hoy perfectamente delimitado y sin pérdida de continuidad entre sus barrios no presupone que esto siempre fue así. Siempre se ha admitido que Yugueros tenía dos barrios, el del Obispo y el del Marqués. El barrio del Obispo, después de acontecimientos ocurridos en tiempos de Felipe II que amparado en una Bula del Papa Gregorio XIII fue vendido a D. Fernando Frías Ceballos, pero parece que no a conformidad de los vecinos implicados que recurrieron para que la venta fuese declarada nula, pagaron el rescate y pasaron a ser barrio de realengo reconocido por una Real Ejecutoria reinando Felipe IV. Aunque siguió llamándose Barrio del Obispo.
¿Era, como parece intuitivo que el Barrio de Arriba fuese del Marqués y el de Abajo, en torno a la Plazuela, el del Obispo y jurisdicción de realengo? No está tan claro, pues la realidad era que ciertas casas se regían por la Jurisdicción de señorío de la Casa de Altamira y otras por la de Realengo. Documentos de 1752 dicen que “el Lugar es de Señorío perteneciente privativamente al Estado de Altamira a excepción del Barrio del Rey que se compone de seis casas y otra casa en el Barrio del Medio que habita Luis del Río que son privativamente de Realengo y todo el demás terreno y términos de este Lugar son de mixta jurisdicción y a prevención del Juez Realengo a excepción del despoblado que dicen san Vicente de Yera, privativo del Estado de Altamira”. También se dice que “el Lugar tiene veintiséis vecinos, treinta y dos casas habitables, cinco inhabitables y tres arruinadas del todo.” Y es que Yugueros había decaído mucho, lejos quedan los tiempos en que Yugueros tenía más de cuarenta y cinco vecinos que pagaban primicias en la mejor época documentada. Excluidos los muy pobres, que los había de solemnidad.
En una confirmación de Foro perpetuo que Yugueros tenía sobre las propiedades y el coto de Los Aciales y Santa Olaja, todo ello de la Casa de Astorga, se habla de una determinada casa del Marqués en el casco del pueblo con sus lindes, perfectamente identificada hoy día sobre todo porque el límite al Saliente es un antojano y casa de Francisco García, verificado antecesor de los actuales propietarios. Otro límite es camino real, también identificable. Y al poniente un huerto del cura.
Pero al fin y al cabo, todo esto es muy próximo en el tiempo y hay que preguntarse que había antes. Documentos anteriores al siglo XVI no se conocen. El pueblo ya existía en su estructura actual, la Iglesia se reconstruye sobre el solar de otra anterior que es derruida y el despoblado de san Vicente de Yera ya estaba tan despoblado como hoy, tal vez refugio ocasional de pastores y Yugueros tenía derechos de foro sobre el coto desde tiempos inmemoriales, citándose una ermita arruinada y un beneficiario que era un clérigo de menores que nada más hacía que aprovecharse del beneficio pero no cuidaba de la ermita como así lo hace constar una visita pastoral de un canónigo que representa al Obispado de León.
Hay otras evidencias de actividad y poblamiento humano en el término del actual Yugueros y explicaré qué me induce a llegar a esta conclusión. En primer lugar me dan pistas la Toponimia. Ésta nunca es neutra, siempre hace referencia a una particularidad del lugar referenciado, así cuando aparece el término villa en la Edad Media nos estamos refiriendo a una explotación agraria, una granja, una agrupación rural rústica, heredera de la Villa Romana. Más tarde el vocablo evolucionó en la Edad Moderna para designar a un centro urbano y pasó de designar una granja o explotación agropecuaria a hacer referencia a la ciudad moderna.
Y así tenemos en la Toponimia. Así El Villar, Villella, Villarinos aparte del citado despoblado de los Casares y un lugar muy característico, la Junqueya o Yunquera. Y próximos a ellos, topónimos que hacen referencia a actividad humana como se trato de recrear a continuación. Un posible poblado debe reunir otras características que lo hagan viable económicamente: Necesita evidentemente agua en forma de fuente, arroyo o río; vías de comunicación o cruce de caminos; montes y tierras de labor y siempre una advocación a un santo en una ermita o capilla. Y siempre restos de edificaciones verificados como tal como piedras trabajadas, agrupadas o alineadas y restos de muros o edificaciones.

Empezaré con Los Casares, unánimemente identificado con el solar de san Vicente de Yera. Visto desde el aire, el sitio reúne todas las características de un castro celta: lugar elevado que domina el valle, taludes perimetrales que cierran casi el lugar. Ver foto. Consta de al menos dos estructuras rectangulares con resto de muros y una serie de montones de piedras sin estructura reconocible que pudieron ser cabañas. No hay un mínimo de organización o plan urbanístico con calles o plaza. Tampoco hay restos de iglesia o enterramientos que si aparecen en la otra ladera del valle en lo unánimemente reconocido en Yugueros como Iglesia del Perdigón tal vez dedicada a Santa Olaja –el topónimo del lugar es La Cuesta de Santa Olaja– con su solar definido y claras sepulturas con restos óseos tanto interiores como exteriores. Sus habitantes no pudieron pasar de unas cinco o seis familias que atenderían como colonos las tierras y pastos del marqués. Hay evidentemente fuente y taludes como de huertos o eras. No lejos están las tristemente derruidas y desoladas Casa del Monte de Yugueros, a caballo entre el Coto y los terrenos comunales de Yugueros separados por el camino. En La Loma también hay restos de muros, donde comienza la Valleja de Trasmaraña y en terrenos ya de Cistierna, hay muros, demasiado largos y continuados para ser como alguien dice, los Corrales de Cistierna. Al lado de los Casares, la reguera de Silvestre, ¿quién fue Silvestre? Y Los Cavenes, tal vez en origen cabañas y La Mortera posible referencia a enterramientos. Si alguien es observador no tardará en encontrar en este paraje restos de cerámica negra con motivos rayados. Otro rastro evidente de actividad humana son Los Murios, tal vez derivado de muros, con restos de paredes de piedras y lugar ideal como majada de ganados entre dos valles: Los Llamargos y El Perdigón.
En el mismo Valle de Valdeyera y ya más cerca de Yugueros, está Villella. Evidentemente esto suena a villa, tal vez una pequeña villa. Son actualmente es lugar de pradería degradada por el abandono. También hay fuente y camino. El valle por el norte se llama Valdebranedo, valle de brañas o prados húmedos con interesantes pastos y propicios para la actividad ganadera.
En el extremo noroeste del término de Yugueros, en el respaldo de la Cerra y limitando con Oceja está el lugar hoy llamado El Villar. El nombre lo dice todo. Montones de piedra no faltan y la fuente está documentada como lugar señero en los apeos de límites con Oceja. Hoy no sé si aún mana. En libros de fábrica de la Iglesia se documenta carros de cal traída del calero del Villar y esto me hace pensar que tal vez antiguamente El Villar fuese lugar más próximo al Rebollo donde son evidentes restos de un calero y manufactura de cal. Lugares próximos son Las Majadas y La Capilla, evidentes puntos de actividad humana. De la capilla no queda más que el topónimo pues no se sabe su ubicación. Es punto de comunicación con Oceja , Sotillos y a través de este punto con el valle superior que lleva a Boñar con su pueblos. Otro lugar y en sentido amplio, es Montecorral, que así se llama el respaldo sur de La Cerra, aunque este topónimo no aparece en documentos antiguos y sí La Mata Espesa tal vez haciendo mención a unos árboles hoy inexistentes. El corral del cual se mantienen hoy restos estuvo en pié hasta 1970, parece ser una construcción más moderna y remate de La Majadica, lugar estratégico como corral para los pastores de rebaños de ovejas.
Cambiamos de valle: llegamos al hoy llamado simplemente el Valle y antiguamente el Valle de Rio Seco y en él un valle menor, Villarinos, recostado en el Árdigo, también lugar señero. Reúne condiciones: fuente, zona resguardada, camino real en el valle, restos de muros y huertos para hortalizas. Pueden ser varias villas no muy grandes. Y tuvo una ermita de la que hoy no existe ni el solar: Fue derruida al hacerse la llamada Trincherona del ferrocarril. El canto se llama aún de San Pelayo. Hasta los años cincuenta del pasado siglo aún caían piedras en forma de placa de caliza gris que existe en Valdepumar pero no aquí y restos óseos de sepulturas. O así lo comentaban a los peones camineros del ferrocarril que todos los años limpiaban las cunetas. No lejos en orilla del camino real del Mercadillo estaba el mítico Roble del Rezadero, mejor dicho, dos robles que salían del mismo pié donde se juntaban los pastores de los corrales de arriba –las Casas de Arriba– con los de las Casas de Abajo o del Valle para rezar el Rosario camino del pueblo. Todavía lo recuerdo lleno de cruces y otros símbolos cristianos grabados en sus cortezas. En el Valle hay un lugar, de pastos comunes con Modino, llamado Valdebranales. Evidente con brañas como pastos para el ganado y señal de actividad humana, todo el valle está lleno de restos de antiguas cortes para el ganado. También hay en este valle en la llamada Solana, por los Pañizales, restos de caminos en el monte que terminan en pequeños recintos aplanados tal vez puntos de manufactura de carbón vegetal.
No quiero terminar sin hacer mención a un lugar muy transformado por la actividad del hombre. La Yunquera: fuente, arroyo, camino, restos de paredes, proximidad al actual pueblo e Iglesia. No veo lógico los muros desproporcionados que aún conservan las huertas y entre el paso cimero y bajero del ferrocarril. Podrían ser tal vez por su abundancia restos reutilizados de antiguas viviendas o corrales de ganados. También es cruce de caminos, del Real que desde el Mercadillo y los Hortales por debajo la Iglesia pasaba al Valdellorma y del camino que desde aquí se dirige a Oceja y al centro de Yugueros y a Valdeyera. Tal vez Yugueros tuvo un barrio en lo que hoy es la Yunquera equilibrando el actual núcleo con la Iglesia en el centro. El cementerio del Campo la Granda, del que alguien tuvo la infeliz idea desmantelar sus muros para llevar su piedra para el apeadero, no parece ser antiguo. Más bien se hizo a mediados finales del siglo XIX cuando por la nueva política de enterramientos se prohibió enterrar dentro de las iglesias o en espacios abiertos de sus proximidades. Por los libros parroquiales, no estuvo en uso más que unos diez años y se volvió al recinto cerrado habilitado detrás de la iglesia. Mi generación todavía conoció el muro del cerramiento y la puerta de madera que permitía el acceso con su cruz. Quien quiera visitarlo, todavía es reconocible el recinto del solar enfrente de los huertos de las Suertes. Otro día os diré porqué llaman Suertes, Torales, Cortinos o Quiñones a estos pagos. Por hoy ya es suficiente.
Referencias bibliográficas:
- Libros Archivo Concejo Yugueros.
- Cuestionario Marqués de la Ensenada.
- Libros de Fábrica Iglesia de Yugueros.
A. Del Río